Y el día llegó.La banda se presenta hoy, el miércoles y el sábado en el Estadio Unico de La Plata, en su cuarta gira por nuestro país. La historia del grupo, sus anteriores visitas, los teloneros, las frases que dejaron y todo lo que hay que saber para empezar a disfrutar el arranque del Olé Tour.
Pablo Strozza. Especial para Clarín
Cuenta la leyenda que, a principios de los años ‘30, el músico estadounidense Robert Johnson le vendió su alma al Diablo en el cruce de la actual autopista 61 con la 49 en Clarksdale, Missisippi, con la condición de ser el mejor músico de blues de la historia. Pero las deudas son obligaciones sin fecha de vencimiento, y Johnson tuvo que pagar. Mujeriego, el blusero no tuvo peor idea que seducir a la mujer del dueño de un bar de Carolina del Sur en el que se iba a presentar el 13 de agosto de 1938. La venganza se presentó en el veneno que estaba dentro una botella de whisky de la que Johnson bebió, para morir tres días después, a los 27 años.
Keith Richards no duda: según él, el encuentro que tuvo con Mick Jagger en un vagón de tren en la estación londinense de Dartford, a fines de 1961, guarda similitudes con lo que le ocurrió a Johnson, uno de los faros guía de la carrera de los Rolling Stones. Joven y aficionado al blues, Richards se sorprendió al ver que Jagger tenía bajo el brazo dos discos importados de los Estados Unidos imposibles de conseguir en la Inglaterra de esos días: Rockin’ at The Hops, de Chuck Berry, y The Best Of Muddy Waters.
Según narra Keith en el libro Old Gods Almost Dead, de Stephen Davis, “ésa era la música que yo quería escuchar. Yo tenía algunos singles, pero él tenía los malditos álbumes (…). Al entrar a ese vagón de tren fue casi como si hiciéramos un trato sin saberlo, como Robert Johnson en el cruce de las rutas. Se estableció un vínculo que continuó y continuó. Un trato de verdad”.
Más de medio siglo después el Olé Tour, la enésima gira de los Stones que los trae por cuarta vez a la Argentina, confirma la sentencia del guitarrista. Jagger y Richards, los Gemelos Tóxicos, poseen entre ellos un vínculo más indivisible que el de un matrimonio o el de la amistad, establecido por el blues, el rock and roll y, quizá, por algún acuerdo secreto con el más allá.
“Los Rolling Stones no son un conjunto: son un estilo de vida”. Ese fue el slogan que Andrew Loog Oldham, primer manager del grupo, diseñó en paralelo a la salida de su disco debut para diferenciarse de los Cuatro Fabulosos de Liverpool y así desbancar a With The Beatles del primer puesto del ranking británico de ventas, y es una frase que perseguirá para siempre a todo aquél que se vincule con la banda o se aficione con su música.
Ver a los Stones, entonces, como figuras únicas de esa cultura rock que, como todos sabemos, trasciende lo estrictamente musical, y como únicos rivales de John, Paul, George y Ringo en una sana competencia artística. Ahí están las innumerables conquistas amorosas del cantante y su descomunal despliegue escénico, los líos con las drogas y la autoridad que tuvo Keith junto su pose rockera sin igual, la postura de dandy jazzero atemporal con trajes cruzados hechos a medida de Charlie Watts, el inigualable look y la habilidad instrumental del malogrado Brian Jones, la postura despreocupada de Ronnie Wood ante la vida, el despecho que sufrió el subestimado Bill Wyman por parte de sus compañeros y la tranquilidad que emanaba la figura de Mick Taylor.
Todos tienen su período favorito de los Rolling. Unos dirán que la mejor época es la primera con Jones, etapa que merece una admiración incondicional similar a los Beatles pre Rubber Soul o los Beach Boys más surferos. Una era cuya reivindicación definitiva se dará cuando de una vez por todas se publiquen las BBC Sessions de la banda y todos vuelvan a tener presente las joyas oscuras de ese período: algunas pueden ser chequeadas en los dos primeros CDs de la antología tripleSingles Collection: The London Years, o en la seguidilla de álbumes que finaliza con Between The Buttoms (1967).
Otros, con Andrés Calamaro a la cabeza, dirán que Some Girls (1978) y su multiplicidad de estilos (country, disco, new wave, rock garagero) es su pináculo. Y no hay que olvidar que un experto absoluto como Juanse considera a Start Me Up (incluida en Tattoo You, de 1981) como la mejor canción de todos los tiempos. Pero si hay algo en lo que todos coincidirán es que entre Beggars Banquet (1968) y Exile On Main Street (1972) inclusive, a contramano de sus contemporáneos de los años ‘60, los Stones facturaron todos discos que califican con diez puntos.
Los riffs de la guitarra afinada en Sol abierto de Richards alcanzaron su cenit y encontraron en Taylor al socio ideal para los solos. Y a eso hay que sumarle a un Jagger inspiradísimo en tanto en su forma de cantar como en sus letras, una base rítmica precisa como un termómetro a la hora de medir la fiebre de un enfermo y una serie de colaboradores (Jimmy Miller, Bobby Keys, Nicky Hopkins, Billy Preston, Ry Cooder y más) que engrandecieron esas canciones que todos sabemos y que se transformaron en himnos sin fecha de vencimiento como Brown Sugar, Tumbling Dice, Gimme Shelter, Happy, Sympathy For The Devil, Street Fighting Man, Dead Flowers y la lista continúa.
Pero la diferencia que siempre sacaron los Rolling Stones a su favor fue, es y será con sus shows en vivo. No hay que olvidar que, además de la guerra de egos, una de las cuestiones que distanciaron durante años a Richards con Jagger tras la salida de Dirty Work (1986) fue la negativa del frontman a salir de gira. Más allá de competidores de fierro como Led Zeppelin, Pink Floyd, U2 o Radiohead, los Stones siempre estuvieron un paso adelante que todos esos grupos.
Su secreto radica en su honestidad brutal en escena: más allá de la parafernalia extra musical o de la repetición de clásicos inescapables en las distintas giras, los Stones siempre se permiten dejar pequeños elementos librados al azar en la ejecución que hacen que, para bien o para mal, ningún concierto sea igual a otro. Entonces, como los errores no se disimulan, los aciertos se potencian, y la única beneficiaria es la performance. Sólo dos solistas de su misma liga de animales de escenario como Bob Dylan o Paul McCartney pueden, hoy por hoy, competir con ellos en este rubro.
“De esta banda sólo se sale con los pies para adelante.” Ese fue el reproche que Richards le dedicó a Wyman cuando el bajista anunció que dejaba a los Stones tras la gira Urban Jungle, de 1990. Un reto que se da la mano con la frase “Ama el día en el que nunca pararemos” del final de Start Me Up. Entonces, a disfrutar del mito vivo de los Rolling Stones en el formato que sea (digital, discos compactos o de vinilo, libros, conciertos, filmes) hasta el momento en el que el Angel Caído venga a cobrarse aquella deuda que contrajo con Jagger y Richards en aquel convoy en Dartford a finales de 1961. Desde acá le pedimos al Señor Diablo que falte mucho tiempo para ese momento.
Horarios e ingresos
El Estadio Unico de La Plata abre sus puertas hoy a partir de las 16. La primera banda soporte será La Beriso, a las 18, y luego Ciro y los Persas, a partir de las 19.30. El show de los Stones comenzará a las 21. El ingreso para Plateas A y Campos/Cabecera es por Avenida 32; Plateas B y Palcos, por la Calle 526 y Avenida 25. El estacionamiento Los Tilos, por Avenida 25 y Calle 524.
Los teloneros de los Stones
En esta cuarta visita de los Rolling Stones a la Argentina, Ciro y los Persas y La Beriso fueron las bandas elegidas para ser teloneras de Sus Majestades Satánicas.
Será la segunda vez que Andrés Ciro toque antes de Jagger, Richards y compañía: la vez anterior había sido al frente de Los Piojos en 2006, y el cantante tuvo la oportunidad de conocer a sus ídolos de la adolescencia en camarines. Y por el lado de La Beriso, su elección viene respaldada por la gran convocatoria de sus recitales, que llevaron al grupo a llenar el Estadio Unico de La Plata a finales del año pasado. Cabe señalar que en esta ocasión Las Pelotas, que había sido soporte de los Rolling en cada una de sus presentaciones anteriores en la cancha de River Plate, no será de la partida.
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Carlos