Fue a mediados de un siglo que desandaba la mitad de su camino. Eran años en los que, ayudado por la disposición del decreto 33.711, el folklore comenzaba a gozar de un tiempo de fecundidad musical y poética de excepción. Nadie soñaba entonces con vivir de la música, pero muchos cantaban, aunque más no fuera como una manera de atraer la mirada de las muchachas. En medio de ese movimiento musical, tierra fértil para la aparición de nuevos valores, nacieron al canto popular, y casi como si se tratara de un juego,
Los Fronterizos.
Formación inicial
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Fue la insistencia de una tía de Carlos Barbarán, la encargada de juntar a esas cuatro voces que asombraron al mundo entero en tiempos en que no había mp3, Internet ni grabadoras caseras de discos, y el otro lado del mundo, era realmente “el otro lado del mundo”. Amigos desde siempre, el negro Gerardo López y Barbarán formaron un trío con Emilio Sola, el único fin de cantar en reuniones familiares y en la escuela. Pero la vida siempre tiene sorpresas a la vuelta de la esquina y en una oportunidad los invitaron a participar de un encuentro de poetas en el Teatro Alberdi de Salta y allí fueron. Cuando César Perdiguero tuvo que presentarlos peguntó el nombre del grupo, pero no había tal. López estaba leyendo la historia de los fortines de Salta, que se habían instalado para contener a los indios que venían de la zona del Chaco. A los gauchos que cuidaban las fronteras de los fortines les decían los fronterizos, y se le ocurrió dar ese nombre como pudo ser cualquier otro. Era sólo para salvar la situación.Aquellos primitivos Fronterizos pronto sufrieron la deserción de Emilio Sola, quien fue reemplazado por Cacho Valdez y poco después el trío se disolvía. El destino se empeñó en que un nuevo conjunto se formara y un día juntó a López y Barbarán con Eduardo Madeo y Juan Carlos Moreno que habían integrado Los Coyuyos. De allí en más, es historia conocida. Un nuevo grupo –que nada tenía que ver con el trío- había nacido para beneplácito de los amantes del folklore y había que ponerle un nombre. Como a Madeo le gustó el nombre del trío anterior, se decidió que también podía ser el del nuevo cuarteto... Era noviembre de 1954
Los más exitosos |
Con la firme intención de lanzarse como solista, en diciembre de 1965, César Isella anuncia su decisión de abandonar el grupo. Con la urgencia que dan los compromisos, un joven bonaerense, de buena pinta, es llamado en su lugar. El 11 enero de 1966, Yayo Quesada debutaba en el Teatro Griego de Córdoba. Quedaba atrás así la época de las mejores grabaciones fronterizas, pero comenzaba el despegue internacional definitivo. El Rheinalle de Dusseldorf, el Hollywood Bowl de Los Ángeles, el Opera House de San Francisco, el Tabernáculo Mormón de Salt Lake City, el Carnegie Hall y el Teatro Colón, entre muchos otros, fueron algunos de los escenarios que recibieron su magia musical
Tantos años de actuaciones, viajes y demás, comenzaron a minar las relaciones entre los cuatro amigos. La imposibilidad de llegar a un acuerdo ante la decisión de grabar una nueva versión de la Misa Criolla, marcó el alejamiento definitivo de Eduardo Madeo en julio de 1977. El cordobés Omar Jara ocupó su lugar, pero la historia del conjunto ya estaba. Un año más tarde y luego de una disputa judicial entre Moreno y López, Los Fronterizos se separaron. Nuevas formaciones continuaron defendiendo el nombre, pero ya nada fue igual. Todavía, queda un lugar difícil de llenar.
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Carlos